A estas alturas para muchas seré un nombre conocido, para otras seré ya una cara y para otras posiblemente un punto de inflexión en unos acontecimientos que no comprendo y aún hoy, un mes y medio después, sigo sin comprender. Sencillamente me presento para las que no sepan quién soy: Margot Pelayo, antigua alumna de éste colegio, madre de una niña que estudia en el segundo curso de educación infantil y madre también de un niño que matricularé para el curso que viene en tres años a pesar de vuestra extraña actitud.
Estas letras se las escribo más que nada a las 6 que formáis la llamada cúpula de la orden entre la que se encuentra, si no tengo mal la información, una profesora mía. A todas vosotras, seis, quiero dedicaros hoy mi tiempo. El resto de la orden no tiene la culpa de las malas decisiones o el no saber estar de determinadas personas. ¡Qué pena!
Desde hace dos meses no duermo. Vosotras supongo que a pierna suelta, pero yo sólo de pensar que todo aquello en lo que creía y que todavía creo se venga abajo sólo por dinero me ha hecho recapacitar. Soy católica, practicante por decisión propia, no soy mejor ni peor que nadie, aunque en estos momentos soy mejor persona que aquéllos que se apoyan en el Dios dinero. En éstos momentos siento un poco de verguenza al decir que soy parte de la Iglesia cuando hay una parte de ella que se ha olvidado de adorar al Dios verdadero para adorar a otro dios que normalmente suele destruir a las personas. En éste caso en vez de ser un Dios que da vida “vuestro dios” ha traido la muerte. A lo mejor no rezamos al mismo Dios y a lo mejor no rezamos las mismas oraciones. A lo mejor estoy confundida. Pero yo no he ido a ninguna reunión con abogados del diablo, si se me permite la expresión. Nosotros, porque formo parte de la coordinadora, hemos ido con el mejor abogado que el hombre puede tener: el Dios verdadero, que tarde otemprano hace justicia, no lo dudéis. Por experiencia hablo, nunca me ha fallado y además no me cuesta dinero.
¿Cuánto vale para vosotras le fe? ¿Qué precio tan alto habéis puesto a aquello que se os dio gratis? ¿Qué pasaría si vuestros donantes viesen como tiráis por tierra su patrimonio? Son preguntas a las que yo no tengo respuesta, pero me parece increíble que tal y como están las cosas en el panorama nacional dejéis de ser cristianas, reneguéis de vuestra idea de educación, pisoteéis el nombre de Santa Juana de Lestonnac y como Judas contéis vuestras monedas y salgáis corriendo, renunciando a toda una vida supuestamente dedicada a la educación, dejándonos en mano de un rebaño de lobos, sin muchas opciones de elección para la educación de nuestros hijos.
Podría hablar con vosotras de la situación de la Iglesia, de la situación vuestra, de la orden, de los problemas… Cuando queráis estoy dispuesta, pero no puedo callarme ni un momento más lo que siento.
Mis sentimientos están enfrentados. Por un lado siento rabia, ira, indignación y desde luego hay momentos en los que pienso que qué lástima que no podáis disfrutar del dinero obtenido, porque la señora vestida de negro nos va a llamar a todos. En éste mundo no nos vamos a quedar.
Por otro lado me siento orgullosa del trabajo realizado, del esfuerzo, del tiempo invertido. Porque me gustaría recordaros que la mayoría trabajamos, tenemos hijos, cosas que hacer en casa y a mí me da tiempo hasta a ir a misa. Me siento orgullosa de los padres que en todo momento nos han apoyado, de todo lo que hemos realizado en la celebración de los 400 años de la Compañía de María Nuestra Señora y de los 155 de nuestro colegio, a pesar de vuestra ausencia, de las concentraciones que hemos tenido, a las cuales tampoco asististeis cuando se os invitó con todo el respeto porque también era vuestro proyecto. Bueno corrijo, el proyecto de Santa Juana, el que defendíamos. ¿Dónde estábais para tendernos la mano? ¿Dónde estábais para hacer ese juntos todo es posible realidad?
Ahora como Poncio Pilato os laváis las manos y ponéis la pelota ennuestro tejado. Pues me gustaría recordaros que la cuaresma ya pasó, pero me gustaría saber cuál fue nuestro pecado que quereís hacernoslo pagar con una buena purga.
Os habéis quejado muchas veces, con razón o sin ella, no voy a entrar en eso, de que no se os ha tratado con respeto, que los comentarios, esto y lo otro ¿Habéis mirado a cuántos padres, niños, profesores… habéis faltado vosotras al respeto? Con vuestro silencio, con vuestra actitud, con vuestras formas, con vuestra soberbia y orgullo, dos pecados muy graves dentro de la Iglesia. Y en ningún momento os he oído pedir perdón y nosotros siempre hemos ido de frente, las manos abiertas, dispuestos a colaborar con vosotras. Y me encuentro con un rechazo, una frialdad, una falsedad y una situación que jamás me hubiese imaginado en mis monjitas. A muchas éste disgusto les va a suponer años menos de vida, cuando no tienen la culpa. ¡Qué pena!
A mí no me habeís quitado la fé. Me refuerza aún más. Espero que desde aquí siga llevando por delante un salmo que dice “dichoso el hombre cuyo único Dios es el Señor”. Os podría nombrar muchas citas de los salmos, que parece mentira que recéis por las mañanas. Si los rezáis, esto me demuestra que no hace falta ser religiosa para vivir la fe mejor incluso que algunas de vosotras.
Desde aquí deciros que nunca es tarde para recapacitar, para pedir perdón. Jesucristo dijo que si tienes algo contra tu hermano o sabes que hay alguien que tiene algo contra tí antes tienes que ponerte a bien con él. Casi 500 niños, 30 profesores, 5 trabajadores, cientos de familias… somos muchos con los que ponerse a bien. Para alguién que tiene clara la vocación no sería dificil poner en la balanza lo que Dios querría. Un colegio dedicado a una buena educación o un puñado de euros que se van a evaporar de la misma forma que han venido. Eso contando con que os lleguen. Me parece a mí que en éste tema el discernimiento os ha fallado, porque os puedo asegurar que un despacho de abogados mucho discernimiento sobre temas de la Iglesia no tiene. Así que veremos qué cara pone vuestro jefe cuando tengáis que darle cuentas de vuestras acciones.
Yo por mi parte seguiré trabajando y luchando. Recojo el guante que habéis lanzado y acepto el duelo. Pero a partir de ahora para mí todo es diferente. Tengo una gran familia a la que apoyaré y defenderé.Gracias por nada.
Margot Pelayo