Tribuna libre: Un colegio familiar

No figura entre los modelos pedagógicos establecidos ni será posible tampoco encontrar una definición puntual en los manuales, aunque seguramente por eso tiene tanto encanto, tanto atractivo, tanta capacidad para seducir a padres y alumnos. Pero se trata, simplemente, de un colegio familiar. Envuelto entre las callejuelas del centro de Santander, discreto, recogido, ha sido capaz de marcar con un sello indeleble a promociones de estudiante unidos por ese perfil singular de haber convertido la escuela en hogar. De haber transformado un colegio en una familia. Mucho más allá de cualquier criterio académico, padres y profesores llevaron a las aulas, año tras año, el pálpito que a diario compartían en sus casas.

Así ha sido durante años el Colegio de La Enseñanza. Muros, piedras, edificios, a partir del impulso creativo de la Congregación de La Compañía de María, fueron el escenario de esta vivencia tan emocionalmente compartida. No se trataba simplemente de impartir asignaturas. Se enseñaba a vivir la mejor de las vidas, patria del alma, la vida familiar. Ningún estudiante podía echar de menos, al entrar en las aulas cada mañana, su entorno más directo y personal en su casa. Por el contrario, ampliaba horizontes con otros niños, otras familias, pero desde la percepción de seguir estando en su hogar. No creo que ningún padre haya cuantificado nunca la presencia de sus hijos en este colegio en términos de calificaciones. La mejor asignatura, el aprendizaje más importante nunca quedó reflejado en los guarismos de las notas. Lo importante, cada jornada, es que los niños, en el colegio, seguían estando en la familia.

Nunca hubo alardes ni cohetes para proclamar este sentimiento de todos. Vivirlo era la mejor forma de celebrarlo. Disfrutar este espíritu era el mejor homenaje. Pero súbitamente, de improviso, el infortunio se cierne sobre las aulas. El colegio puede desaparecer bajo la piqueta. Pero, es que… no son sólo piedras, ni aulas, ni edificios; no es un puro encaje de colocar a unas decenas de niños y repartirlos en otros centros; es que este colegio trasciende de sus perfiles y se ha convertido, año tras año, en una experiencia singular, en un modelo de educación y de convivencia, en un logro común de padres, alumnos y profesores consolidado en el entorno de fraternidad que brindaba la Congregación de la Compañía de María.

Si se trataba de ser pioneros y de buscar metas de vanguardia y de aventurarse en metodologías inéditas, tenemos que decir que, en su aparente sencillez, el Colegio de la Enseñanza alcanzó las más altas cotas de personalidad, de revelación del ser humano, de búsqueda del propio yo en relación con los demás. Todos los que tenemos allí a nuestros hijos lo sentimos, por ello, como propio, como algo nuestro, como una prolongación de nuestras familias. No es una simple escuela, es parte de nuestros hogares. Nos resistimos a que algo tan querido y sentido desaparezca desmoronando, con sus piedras, nuestros mejores sueños.

José Antonio

8 opiniones en “Tribuna libre: Un colegio familiar”

  1. NO HAS PODIDO DESCRIBIR DE MEJOR MANERA LO QUE EL COLEGIO SIGNIFICA PARA TODOS.
    COMO ANTIGUA ALUMNA Y A LA VEZ COMO MADRE ME SUMO A TODO LO QUE APUNTAS, RECIBE UN GRAN APLAUSO

  2. Decía Machado que todo necio confunde valor y precio. Tú has definido maravillosamente el VALOR que tiene para nosotros el colegio.

  3. OPINO LO MISMO NO HAS PODIDO DESCRIBIRLO MEJOR. ES UNA VERDADERA FAMILIA. MIS HIJOS SIENTEN QUE ESTAN EN SU CASA QUE COMEN, JUEGAN Y APRENDEN COMO SI ESTUVIESEN EN SU HOGAR FAMILIAR Y ES QUE ASÍ ES. ANIMO A TODAS AQUELLOS PADRES QUE TENGAN HIJOS DE 3 AÑOS A QUE MATRICULEN A SUS HIJOS. NO SE ARREPENTIRÁN.

  4. Cuando yo abandone el colegio para emprender otra etapa escolar de mi vida senti que abandonaba mi otra casa , cuando nacieron mis hijas tuve muy claro que estudiarian en LA ENSEÑANZA pues sabia que el tiempo que no podian estar en su hogar conmigo y con su padre ,en este colegio no las faltaria nunca un cariño especial ademas de aprender lo que viene en los libros.nunca me cansare de dar las gracias a merche cuando mi hija Raquel con tres años se quedaba dormida en sus brazos despues de comer y mi hija se sentia protegida como si estuviera en mis brazos , despues algo parecido con mi hija Ana y Coqui ,la relacion que tienen los profesores con los niños los conocen a todos y saben como son hasta por la manera de toser,mis hijas pasan mas horas en el colegio que en casa y ademas las encanta acudir a cualquier actividad que se prepare el fin de semana (grupos Lestonac etc) no se cansan de estar en su colegio ¿por algo sera ? . A mi esa actitud me confirma que la eleccion que hice al matricularlas en ese centro ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Mis hijas se sienten queridas , valoradas y aprenden con un nivel muy alto y aquel que quiere a mis hijas tiene mi gratitud eterna, no se como seran otros centros no tengo nada en contra pero se perfectamente como es LA ENSEÑANZA y para nuestros hijos es una prolongacion de sus casas y eso no hay dinero en el mundo que lo pueda pagar .

  5. Has reflejado perfectamente lo que sentimos la mayoría de los que vivimos el colegio tal y como es, yo lo viví en mis años de alumna y ahora lo viven mis dos hijas con inmensa alegría y convencidas día a día de que es el modelo de colegio que queremos y por el que vamos a seguir luchando.
    Que no se apague la llama.

  6. Poco más se puede decir, José Antonio. Mi mujer trae todos los días a nuestra hija desde Astillero porque hemos buscado mucho y no hemos encontrado nada mejor. Una pena que las monjas que toman las decisiones ni conozcan ni les interese este colegio y no le den la más mínima oportunidad. Así son y así les luce el pelo.

  7. Este Colegio fue el que mi abuela eligió para mi madre en los años 40, ella,mi abuela, que solamente pudo ir un año a la escuela, buscó «el mejor colegio»para dejarla en herencia lo que ella pensaba que era «lo mejor» que unos padres pueden dejar en herencia a una hija, su única hija, una buena educación. Menudo lujo para aquellos tiempos; ella,mi abuela, con su cultura rural ya eligió bien. Pasó la vida y luego yo fui a ese colegio también, eso sí, ya no eran tiempos de cuellos almidonados, ni capas ni velos, ni misa diaria,fueron tiempos de blusas con botones de caramelo y sin clausura, eran los años 70. Llegó bastante más tarde mi hermano pequeño, ya eran tiempos más modernos,la coeducacion había llegado; educar para la vida y monjas sin hábito,eran finales de los 80 y luego, casi enseguida llegaron los tiempos de mis hijos,ya hasta hemos cambiado de siglo, con la pedagogía de la inclusión, la interculturalidad y la diversidad ,tiempos en los que sólo he tenido palabras de agradecimiento para las monjas que me han ayudado en todos los sentidos que se puedan imaginar, en todos; y ahora también es todo bien distinto.Todo cambia, pero no pensaba yo que cambiaría tanto … Mi abuela ya no pudo ver a mis niños ir al Colegio, pero sé que desde el Cielo ella los ve y no pasa un solo día en el que no sienta su mano sobre mi hombro y piense que este es el Colegio que mi abuela eligió para mis hijos y este es el que yo quiero para mis nietos…

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